Cuando una guerra dura mucho, muere mucha gente. Mucha gente sufre. Muchas cosas se pierden. Y, al final… se acaba la munición, claro. Pero el Supergeneral Bumbum Petatruenos tiene una idea: fundir todas las campanas del país para hacer un gran cañón que, de un sólo disparo, acabe con la guerra.
Con lo que no contaba es con el espíritu de las campanas. Porque, cuando las campanas suenan, no hay guerra. ¡Hay fiesta!